Pacto sellado con sangre

Trago saliva cuando los gobiernos, en vez de luchar contra los grupos criminales fuertes y poderosos, ven mafias en una masa de gente que corre con la consigna de sálvese quien pueda. Hoy solo me queda pediros que sigamos trabajando por políticas de verdad, justicia, reparación y no repetición en la frontera

Imagen en el que agentes marroquíes devuelven a Marruecos desde la zona de entre vallas a migrantes.
26 de junio de 2022 22:13h
Actualizado el 27/06/2022 09:05h

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La masacre de Melilla ha llevado la frontera a los medios, a las redes, a los debates políticos. Pasa de vez en cuando, que se hace más visible la violencia y las víctimas aparecen, como si fuese de repente o como si no pasara cada día que la frontera mata, violenta y destroza la vida. Me pregunto: ¿Para qué servirán estas imágenes que han circulado durante estos dos días? ¿Quién las grabó ahí, dentro, en el fragor de esa batalla? ¿Quién ha filtrado tantos vídeos y por qué? ¿Por qué querían que las viésemos?

¿Servirán esas imágenes para iniciar una investigación sobre los hechos y hacer justicia?

 

¿Se usarán para identificar a las víctimas, informar a las familias y enterrarlas con dignidad?

¿Y si solo sirven para hablar de mafias y sellar un pacto terrorífico de control migratorio? 

Cuando éramos chicas nos hacíamos hermanas de sangre pinchándonos con una aguja, nos parecía así que la amistad duraría para siempre. Pero claro, los gobiernos y sus intereses son otra cosa, y en los últimos tiempos los pactos fronterizos se rubrican con la sangre de los “otras, otros, otres”. Y en estos pensamientos me retuerzo cuando suena el teléfono. El prefijo es de Camerún, descuelgo y al otro lado me saluda una voz que reconozco inmediatamente. Es Bikai, el papá de Luc, una de las víctimas de Tarajal. “¿Cómo estás Helena?, ¿todo bien?, ¿la familia? Lo vi ayer en las noticias”. Se queda un momento en silencio. Sé que se refiere a la tragedia de Melilla. “He visto las imágenes, otra vez una desgracia… y de lo nuestro nada al final, no hay forma de encontrar justificación”. Se me hiela la sangre y aguanto para no llorar, Bikai siempre me ha producido una especial ternura.

Lo que ha visto en la frontera de Melilla le ha dolido en lo más profundo de su alma porque de alguna manera ha revivido la muerte de su hijo. “¿Ya se sabe quiénes son? ¿Las familias lo saben?”, pregunta. Conoce muy bien lo importante que es identificar un cadáver, lo urgente de informar a las familias y lo necesario que es enterrar a las víctimas con dignidad. Terminamos la conversación, me dice que el domingo rezará por las almas de estos jóvenes, como lo hace cada día por la de su hijo. No solo él está inquieto. Las imágenes de la tragedia de Melilla se han difundido por muchos países africanos y están teniendo un impacto terrible entre las comunidades migrantes que viven en Marruecos.

El miedo siempre está presente en la diáspora migratoria, pero en los últimos meses se ha convertido en irrespirable. Desde el nuevo acuerdo entre España y Marruecos, las redadas, detenciones arbitrarias, identificaciones raciales, y otras medidas represivas contra la población migrante se han multiplicado y extendido en la cotidianidad que impide el más mínimo atisbo de vida. 

En Tánger, artistas africanos han sido detenidos y desplazados al sur cuando iban a comprar el pan, y a pesar de tener una tarjeta de residencia. En Laayoune, las mujeres denuncian haber sido desnudadas en las calles tras ser detenidas en sus casas para escarnio público, antes de ser deportadas en autobuses al desierto. En Agadir han sacado a las familias en medio del sueño de sus camas después de que los militares rompiesen las puertas para violar sus domicilios. En Tarfaya han atacado a los supervivientes de una patera, que llegó a costa después de haber perdido a seis personas a bordo, con una jauría de perros azuzada por la gendarmería. En Nador, la última semana ha sido especialmente terrible. El cerco a los asentamientos de los bosques, las maniobras de corte de acceso al agua potable y los suministros, y las redadas violentas donde las fuerzas de seguridad se acompañaban de grupos criminales para completar la faena, pronosticaban lo peor. Los muchachos estaban al límite de sus fuerzas físicas y mentales.

Presionarles hasta reventarles, obligarles a una huida hacia delante. ¿Con qué propósito? ¿Tal vez España pide pruebas de que se está haciendo el trabajo? ¿Puede ser esta una forma de rubricar el acuerdo frente a los movimientos que ha habido con Argelia?

Suena de nuevo el teléfono, que en estos dos días no para. “¿Helena? ¿Cómo estás? Dios mío, qué terrible, ¿has escuchado a Sánchez? Es como en 2005… otra vez”, me dice una compañera. Para las que llevamos tantos años en la frontera esa fecha supone un antes y un después, porque desde entonces los gobiernos no han tenido límites para escalar en violencia contra las personas migrantes.

El presidente ha rememorado aquellos días copiando el discurso de la gratitud del entonces ministro de exteriores, Moratinos. Además, Sánchez ha añadido el argumento de las mafias secundando el discurso del RNI, partido político que gobierna en Marruecos, mostrando así la sintonía política que les une. 

Llevo muchos años investigando sobre trata de seres humanos y trago saliva cuando los gobiernos, en vez de luchar contra los grupos criminales fuertes y poderosos, ven mafias en una masa de gente que corre con la consigna de sálvese quien pueda, pero eso daría para otro artículo. Hoy solo me queda pediros encarecidamente que sigamos trabajando y luchando por políticas de verdad, justicia, reparación y no repetición en la frontera. 

Fuente 

El Diario.es

Vivir en la frontera. Leyes de extranjería y luchas migrantes. con Pablo Rodríguez “Pampa”

Introduce: Pablo Rodríguez “Pampa” (Periodista de El Salto y miembro de la Red Solidaria de Acogida)

Desde la aprobación en España de la primera Ley de Extranjería a la actualidad, ha habido numerosas regulaciones que han tenido como objetivo recortar derechos y poner a disposición del mercado laboral mano de obra barata. A las numerosas leyes y regulaciones de extranjería y al violento endurecimiento del control de fronteras se han sumado mecanismos como los Centros de Internamiento para Extranjeros o las redadas racistas que han avalado gobiernos de uno y otro signo político.

Durante todo ese tiempo diferentes oleadas de movimientos migrantes han levantado luchas que han marcado hitos en la historia de nuestro país que han obligado a afrontar cuestiones como la regularización de las personas “sin papeles”, las redadas racistas o la explotación laboral en el campo. A lo largo de esta sesión haremos una panorámica de los avances, los retrocesos y las luchas por los derechos migrantes en nuestro país y los sistemas legislativos e institucionales que las han acompañado.

Trabajo, Migración y Racismo. “Las señoras de la fresa” de Chadia Arab

Trabajo, Migración y Racismo: Conversación con Yousra El Mansouri (educadora social antirracista) y Jesús Díaz Farmoso (AUSAJ) con motivo del libro ‘Las señoras de la fresa’ de Chadia Arab (2020, Ediciones Oriente y Mediterráneo).

Ficha del libro: https://www.traficantes.net/libros/la…

Esta emigración de supervivencia ofrece a las señoras de la fresa oportunidades de emancipación y autonomía. Es útil a España y Marruecos por medio de un deal que puede parecer inaceptable y plantea una cuestión ética: mujeres contra fresas. ¿Las mujeres españolas habrían aceptado esas condiciones para recolectar las fresas? ¡No! ¿Habrían aceptado separarse de sus hijos durante tres meses o más? ¡No! Se buscó, por tanto, no muy lejos, obreras dóciles, con criterios muy estrictos para que estas indeseadas no permanecieran en territorio español. ¿Puede imaginarse siquiera a miles de mujeres españolas trabajando en los invernaderos de fresas por un salario miserable en una región que se enriquece gracias a la comercialización del oro rojo? Enseguida habrían aparecido denuncias contra las condiciones de trabajo y alojamiento, contra la dureza del trabajo, y reivindicaciones salariales. ¿Qué otro trabajo impone a los adultos una vida en colectividad sin el más elemental respeto al derecho a la intimidad? Los procesos de emancipación no deben hacernos olvidar la precariedad y las condiciones de reclutamiento de estas mujeres, elegidas entre las más frágiles, desde un punto de vista social, de su país. Todos estos factores persiguen evitar la menor rebelión, la menor reivindicación, por pequeña que sea.

Tierra extraña. Icíar Bollaín

 

 

El aclamado documental de Iciar Bolláin en el que refleja la situación de varios españoles que se han visto obligados a buscar trabajo en el extranjero. Gloria es una de los 700.000 españoles que han dejado nuestro país desde el inicio de la crisis. Almeriense de 32 años, maestra sin plaza, y dependienta en una tienda en Edimburgo desde hace dos años, Gloria pone en marcha, junto al colectivo que ella misma ha impulsado, una acción, un evento que, bajo el lema “Ni perdidos ni callados”, exprese su frustración y dé visibilidad y voz a algunos, los que quieran participar, de los más de 20.000 españoles que se encuentran en la capital de Escocia.

Moria, campo de concentración de Europa

 

Produce Carne Cruda

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Inauguramos nuestros monográficos de información internacional “Mundo a distancia”. La noche del 8 de septiembre el mayor campo de refugiados de Europa ardió. Miles de mujeres, niños, ancianos, hombres abandonaron sus tiendas y vagaron sin cobijo ni alimentos durante días, cercados por policías y gritos racistas, durmiendo al raso, a veces entre basura. 

 

Viajamos a Moria, el campo de refugiados en la isla de Lesbos, en Grecia, con la prestigiosa Revista 5W y los ojos de sus reporteros y fotoperiodistas Anna Surinyach y Agus Morales. 

Conocemos los últimos movimientos de Trump para controlar el Tribunal Supremo tras la muerte de la jueza progresista Ruth Bader Ginsburg con Carlos Pérez Cruz (puedes escucharla cortada aquí).

Y estrenamos nuestra colaboración con uno de los mejores podcasts sobre las noticias e historias de Latinoamérica: El Hilo, que nos hablará sobre racismo y violencia policial extrema en México y la historia de los 1800 vecinos confinados en una megatorre en Santiago de Chile.

De postre, “Nuevo Mundo” con Anna Pacheco: pantallas, cultura pop, saltos generacionales y nuevos lenguajes con la periodista especializada en clase, género y cultura.

https://www.eldiario.es/carnecruda/programas/moria-mayor-campo-refugiados-europa_132_6238362.html

Lecturas obligadas. Racismo Estructural

Racismo estructural y sistémico:CIEs No y Regularización Ya

La emergencia sanitaria que estamos viviendo en el año 2020 ha puesto el enfoque en la enorme desigualdad social que existía ya previamente a nivel global y en nuestro país particularmente. Las distintas políticas institucionales hacia las personas migrantes han evidenciado de manera generalizada que el racismo no es una cuestión exclusivamente social, sino sistémica y de las estructuras estatales. Las situaciones de las personas migrantes ya anteriormente precarias se han mezclado con otros factores sociales igualmente sistémicos y que han generado mayores desigualdades y desprotección. A lo largo de este verano hemos podido informarnos de cómo a los temporeros migrantes en Lepe les quemaban sus chabolas en el campo de trabajo, o cómo un migrante nicaragüense murió de un golpe de calor en Murcia y su cuerpo fue abandonado en un centro de salud. Testimonio de estas cuestiones las pueden dar el activismo de dos colectivos dedicados a la lucha de las personas migrantes: la plataforma CIEs NO y la campaña Regularización Ya.

Los CIEs son cárceles de personas migrantes donde la tortura es una práctica habitual y cuyo único delito es no tener los papeles en regla

CIEs No es una organización estatal, con pequeños núcleos en varios territorios. En Madrid están centradas en el CIE de Aluche. La plataforma funciona desde el año 2013, sin embargo existen CIEs en España desde 1985, por la Ley de Regularización de personas extranjeras en España. Están regulados a través del RD 162/2014, supuestamente sin carácter penitenciario, pero la realidad es otra muy distinta.

La estructura y tipología de esos espacios como una cárcel, y vigilados por la Policía Nacional, nos indican una realidad diferente. Cualquier persona extranjera que tenga una situación administrativa irregular en cuanto a sus papeles, es susceptible de entrar en un CIE, es decir, supuestamente como medida cautelar se interna en un CIE a personas extranjeras para revisar su situación legal. A una persona nacida en territorio español tan solo se le interpondría una sanción administrativa económica, sin embargo a una persona extranjera se le priva de su libertad automáticamente. Pueden estar un máximo de sesenta días, porque esté solicitando sus papeles, o estén en trámites en la administración pública.

En España existen siete CIEs, el de Aluche está junto al solar de la antigua cárcel de Carabanchel, y la violación de derechos humanos por parte de la policía es continuada y sistemática. La plataforma CIEs No procura dar apoyo y acompañamiento a las personas encerradas, empoderando a la persona dándole información, ya que hay privación de visitas e información, y muchas veces hay complicaciones por cuestiones de comunicación e idioma. El lenguaje jurídico y el desconocimiento informativo es una forma de violencia más, que acaba por legitimar a ojos de las personas extranjeras la situación a la que están sometidas. No saben por qué están dentro, ni qué deben hacer para salir de allí, por ello se les ayuda a exigir su derecho a una defensa. Muchos piensan que serán deportados automáticamente, algunos viven el sufrimiento de llevar muchos años en España trabajando y viviendo, y debiendo demostrar arraigo familiar y cultural.

Dentro del CIE pueden solicitar asilo o refugio, ya que algunos llegan desde frontera directamente. La confusión es total y la incomunicación algo común en los CIEs. Se fuerza desde la administración la dilatación de tiempos premeditada para evitar que salga antes la resolución de petición de refugio que el proceso de expulsión. La policía no solamente juega con la desinformación, sino con un manejo de tiempos en contra de las personas extranjeras a quienes muestran continuadamente un total desprecio. Supuestamente es una medida cautelar para encontrar a una persona en caso de ser expulsada, pero la realidad es que un 70% no acaban siendo expulsadas, por lo que son encerradas completamente en vano dentro de la lógica jurídica del sistema.

Se reivindica un cierre definitivo de los CIEs. Se han cerrado con la Covid-19, pero se está solicitando que no se reabran nunca más. Viven en celdas hacinadas, sin actividades e incluso se habla de peores situaciones que en un centro penitenciario. Ante la no garantía de salud en el interior de los CIEs se consiguió este cierre provisional tras varias presiones en pleno Estado de Alarma. Los internos de Aluche no tenían información, pero les llegaron noticias de que en el exterior estaba propagándose una pandemia, ante síntomas leves de cualquier patología, tan solo se les suministran ibuprofenos. Los internos se amotinaron ante esta situación y subieron a la azotea del CIE de Aluche, exigiendo su derecho a la salud para protegerse. El detonante para cerrar los CIEs no fue este, sino el cierre de fronteras, al quedar inhabilitado ese movimiento forzado de expulsión, el Estado no le queda otra más que liberar a las personas extranjeras que estaban supuestamente encerradas para tal fin. El 24 de marzo se anuncia que los CIEs serían desalojados, en cambio el 6 de mayo fueron oficialmente cerrados, suponiendo nuevamente una dilación en el tiempo excesiva.

Muchas personas son identificadas por sus rasgos étnicos o su color de piel, algunos llevan años trabajando y en este proceso pierden su trabajo al ser encerrados, su nivel económico se derrumba y algunas familias enteras quedan en peligro de pobreza y a merced del asistencialismo. Las mujeres dentro tienen una discriminación doble en temas como por ejemplo la menstruación y una higiene saludable.

Desde el punto de vista legal y estatal, resultan espacios completamente ineficaces; además en la práctica suponen espacios de tortura y contra los derechos humanos. Es necesario tejer redes para trabajar con otros colectivos para poner fin definitivo a estas cárceles para migrantes. El derecho a migrar de los seres humanos debe quedar garantizado. No hay cifras oficiales sobre plazas de CIEs en España, no se sabe cuánta gente exactamente es internada. No tienen una ocupación total, se habla de 60% de ocupación. Esto concluye por qué el racismo y la discriminación no es particular, sino que es institucional.

La necesidad de la regularización para evitar discriminaciones y desigualdades criminales por parte del Estado español

La Plataforma Regularización Ya nace como una campaña social en abril de 2020 en plena emergencia sanitaria de la Covid-19, convertido en movimiento a nivel estatal. Es una autoorganización de activismo político, y una construcción en red de personas individuales o colectivos antirracistas. Mantienen que la defensa de los derechos nace de la igualdad de condiciones de vida, independientemente de su origen o su color de piel. Señalan las políticas estructurales de toda la sociedad, que van de la mano del racismo, la violencia y las opresiones. Denuncian políticas de expulsiones y de discriminación perpetuadas desde el cuerpo legal del Estado. Una persona sin papeles cada vez que ve un policía siente miedo, terror y vive en continua tensión y sobresalto de ser identificada en cualquier situación social. Es un machaque psicológico insostenible, vivir eternamente bajo la espada de Damocles. La explotación y el abuso por el que pasan algunas personas extranjeras durante años es también constante, debiendo conseguir un contrato de trabajo indefinido y de cuarenta horas semanales hasta su regularización.

Muchos compañeros manteros viven en este estado de continuada tensión y se les arrebatan sus mercancías que tanto les ha costado conseguir, muchas trabajadoras sexuales se ven acosadas por parte de la policía, a parte de muchas otras violencias patriarcales que sufren. Las citas de empadronamiento o regularización se dilatan, y se genera un mercado negro de venta de empadronamientos por parte de particulares que sacan un beneficio de esta situación desesperante. Ese trámite da acceso a la sanidad, al abono de transportes, a cuestiones básicas sociales. Durante la pandemia las situaciones de personas extranjeras se vieron amenazadas a muchos más niveles, porque partían de una desigualdad social ya previa. A las personas migrantes se les excluye de la posibilidad de sentirse parte de esta sociedad. La emergencia sanitaria del Covid-19 obligó a aparcar algunas cuestiones secundarias y puso en el centro la vida, y aún así se ha presenciado cuánta cantidad de personas se están quedando fuera de ese centro, dejando olvidadas a muchas personas migrantes en el camino.

Esta plataforma nace para otorgar estos derechos humanos y dignidad a las personas migrantes. Supuestamente España tiene firmada la Carta Internacional de Derechos Humanos, que asegura la libertad de movimiento y migración en cualquier parte del mundo, así como la petición de asilo y refugio. Los colectivos migrantes están vulnerabilizados por las situaciones de desigualdad a las que están sometidas, no son vulnerables como personas, sino que se les arrastra a situaciones de vulnerabilización.

La violencia contra temporeros en territorios como Huelva ha quedado retratada en estas pasadas semanas. Han sido señalados, rechazados en el marco de esta pandemia, e incluso quemaron su campamento; campamentos donde están alojados en chabolas sin agua, ni electricidad. Los jornaleros migrantes han llevado una lucha de resistencia en Lepe, exigiendo soluciones para todos por igual, y un lugar seguro donde quedarse. En muchos casos sus documentos se han quemado, y para demostrar sus condiciones de regularización deben trasladarse a Madrid, donde están las instituciones para estos trámites burocráticos. Miles de migrantes quedan completamente fuera de cualquier clase de protección, al contrario, se mantiene una estructura racista y políticas de discriminación continuada. Se sigue esclavizando a personas migrantes con políticas concretas, las palabras de los gobiernos afirman la tendencia a la inclusión y el antirracismo, pero sus acciones muestran todo lo contrario. El tránsito en el espacio público es un riesgo continuado a sufrir cualquier agresión policial y maltrato para personas migrantes. Esta red estatal se construye para exigir una posición social incondicionalmente antirracista de palabra y sobre hechos.

Fuente https://www.todoporhacer.org/racismo-estructural/

Lecturas obligadas. La pandemia europea de los campos de refugiados.

 

Fuente https://www.lamarea.com/2020/09/20/la-pandemia-europea-de-los-campos-de-refugiados/

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