1936, La revolución de los sin nombre

Los acontecimientos del 18, el 19 y el 20 de julio de 1936 constituyen uno de los hechos más sobreinterpretados de nuestra historia y al mismo tiempo, más de ochenta años después, siguen resultando tremendamente desconocidos

Y el 18 de julio estalló la revolución en España

Si algo consiguió el franquismo, junto a cunetas y fosas comunes repletas de antifascistas, fue crear un manto de olvido sobre ese proceso revolucionario que estalló también en julio de 1936.

Miembros de una de las colectividades anarquistas que surgieron durante la guerra civil.
Miembros de una de las colectividades anarquistas que surgieron durante la guerra civil.
 
 
18 JUL 2016 18:55

“(…) la creencia de que las causas que triunfan tendrían que ser las únicas de interés para los historiadores conduce, como James Joll observó recientemente, al menosprecio de muchos aspectos del pasado que son estimables y tienen interés, y reduce nuestra visión del mundo”.

Ésta es una de las frases con la que Paul Avrich nos deleita en la introducción de su clásico libro Los anarquistas rusos, publicado en EE UU en 1967 y editado en España por Alianza en 1974. Y este ejemplo que Avrich ponía para la historia del anarquismo ruso lo puede también hacer suyo para hablar de lo que sucedió en España en julio de 1936.

En estos días de aniversario, vemos y leemos multitud de artículos al respecto. Algunos muy serios, trabajados, realizado por historiadores o investigadores que ofrecen una visión aproximativa a lo que fue aquel golpe de Estado. Otros menos afortunados, tendenciosos o justificativos de lo que fue un golpe contra la República que condujo a España a una guerra civil y a la larga noche de la dictadura.

Pero en pocos sitios se recuerda que, junto a esa resistencia del pueblo español contra un grupo de militares y las fuerzas conservadoras, se desarrolló en muchos lugares de la retaguardia republicana una profunda transformación social donde se pudo comprobar la capacidad de construcción que la clase obrera tenía.

Porque en España, aquel 18 de julio comenzó una Revolución social. Una Revolución canalizada por los anarquistas pero de la que fue partícipe la clase obrera en su conjunto.

La capacidad del obrerismo

Si hubo un protagonista en aquel proceso revolucionario, ése fue la clase obrera. Desde que en 1868 la Internacional llegó a España y se comenzaron a desarrollar las sociedades obreras, el movimiento obrero fue haciéndose con un papel protagonista en la política española.Un movimiento obrero dividido en escuelas. Siendo sintéticos (a la par que reduccionistas), se puede hablar de una escuela de pensamiento socialista, que representó el Partido Socialista Obrero Español, fundado en 1879, y la Unión General de Trabajadores fundada en 1888, y una escuela de pensamiento libertaria o anarquista que tuvo diversos proyectos en el siglo XIX y que cristalizó con fuerza en 1910 con la fundación de la Confederación Nacional del Trabajo.

Luego aparecerían otras opciones del marxismo más o menos ortodoxo, o distintas visiones de los libertarios, pero cuando el 14 de abril de 1931 se proclamó la República, ésas eran las grandes organizaciones donde se encuadraba la clase obrera española.

Ese obrerismo no solo desarrolló sociedades obreras y sindicatos que sirvieron, ya fuese desde el reformismo o desde la acción directa, para defender a la clase obrera. Se preocupó de instruir y formar a la clase obrera. Se preocupó de capacitarla, de mostrarle a través de la formación la importancia de lo que significaba ser obrero. De cómo los medios de producción y consumo estaban en sus manos pero que al mismo tiempo era enajenado por una economía opuesta a sus intereses.

Ese obrerismo formó una cultura obrera. Un modo de comportamiento, de hábitos, de simbología, etc., para contrarrestar a la sociedad burguesa y capitalista. El obrerismo revolucionario creía firmemente en la alternativa a la sociedad económica capitalista.

El obrero se instruyó en todos los sentidos: en las letras, las artes, las ciencias, etc. Se crearon bibliotecas para combatir a la taberna. Se crearon ateneos, centros culturales, escuelas para combatir el analfabetismo. La instrucción y la educación.

El movimiento obrero era consciente que tenía que acabar con el capitalismo y tenía que tener capacidad de asumir los resortes sociales. Algunos creían que eso se podía hacer conquistando las instituciones del Estado y de ahí transformar. Otros destruyendo el Estado y creando una sociedad horizontal. Aquel 18 de julio de 1936 el movimiento obrero pasó de agente de resistencia a protagonista de dirección.

…y estalló la Revolución

La sublevación militar fue frenada en la mayoría de puntos de España. El anarquismo, que era uno de los movimientos más dinámicos del país, se hizo con el control de la situación en muchos lugares.Mientras se organizaban milicias para combatir a los rebeldes en los frentes de batalla, los libertarios españoles ocuparon puestos en los centros de trabajo y en los campos. Muchos empresarios, complotados con los rebeldes contra la República, huyeron de la España republicana.

Los obreros se vieron con el control de la producción. Las fábricas tenían que producir. Los campos tenían que ser cultivados

Los obreros se vieron con el control de la producción. Las fábricas tenían que producir. Los campos tenían que ser cultivados. Y los trabajadores y sus organizaciones, tras décadas de formación, tomaron el control de la situación. En las fábricas se constituyeron comités obreros que gestionaron la producción. En el campo se desarrollaron colectividades agrarias que puso la tierra al servicio de quien la trabajaba.Aunque existieron individualistas que siguieron cultivando a su manera la tierra, estar en la colectividad se planteaba como beneficioso para la marcha de la sociedad. Producción al servicio de guerra pero también para mostrar que las cosas se podían hacer de otra forma.

En la mayoría de los casos los anarquistas fueron entusiastas seguidores de un proceso revolucionario que habían reivindicado desde sus orígenes. En otros muchos la UGT también participó de ese control obrero y de esas colectividades. En sitios se llegó a la situación, incluso, de la desaparición del dinero. Una sociedad horizontal, antiautoritaria y comunista plena.

Todo en la vida de la retaguardia se colectivizó. La CNT desarrolló una intensa propaganda a favor de la socialización de los medios de producción y consumo. Se crearon Consejos Económicos con el objetivo de hacer eficiente de la producción. Se crearon organismos como el CLUEA (Consejo Levantino Unificado de Exportación de Agrios) para poder controlar la producción.

Todas las fábricas tuvieron su comité de control o consejo obrero. Pero no sólo fue en el ámbito económico. En Cataluña, por ejemplo, se desarrolló el CENU (Consejo de la Escuela Nueva Unificada) para el desarrollo educativo. Algo que también se hizo en otros puntos de España.

El Sindicato Único de Industria de Espectáculos Públicos de la CNT se hizo con el control de los principales centros audiovisuales y creo todo un sistema de cine. Propaganda y cine ficción estuvo en manos de los trabajadores del espectáculos. El celuloide se hizo colectivo. Las salas de cine, de teatro, de ocio, estaban bajo el control obrero. También el transporte, la vivienda, etc.

Todo un esfuerzo revolucionario que fue defendido con tesón por muchos trabajadores porque veían así algo tangible por lo que luchar. Sin embargo, los anarquistas, que siempre fueron los grandes olvidados al haber sido derrotados por varios frentes, también vieron que la realidad de la guerra imponía sacrificios. Los anarquistas eran antiestatalistas y sin embargo dieron cinco ministros, alcaldes, concejales, consejeros, etc,. Los anarquistas eran antimilitaristas y sin embargo dieron cargos al Ejército Popular de la República, a los carabineros, etc. Se imponía la victoria sobre el fascismo. Y eso lo entendían a cualquier precio pero sin perder lo conquistado. Y esfuerzo y un sacrificio que bien es cierto que no todos hicieron.

Ese desarrollo revolucionario hay quien lo vio como lesivo e hizo todo lo que tuvo a su alcance para frenarlo. Fuerzas que eran igual de antifascistas que los libertarios pero que diferían en estrategias y tácticas. En ocasiones los procedimientos fueron criminales.

Lo cierto fue que esas colectividades, que ese control obrero, tuvieron exitosos resultados en muchos lugares. En otros no lo fue tanto. No hay que olvidar que se desarrollaron en un contexto de guerra. Y aunque a partir de 1937 la efervescencia revolucionaria fue en declive, lo cierto es que hasta el final de la guerra las experiencias comunistas libertarias tuvieron desarrollo en muchos puntos de la España republicana.

Ese sueño colectivo fue aniquilado cuando el 1 de abril de 1939 finalizaba la contienda militar

Ese sueño colectivo fue aniquilado cuando el 1 de abril de 1939 finalizaba la contienda militar. Y ese movimiento obrero que había sido formado con abnegación durante décadas fue cruelmente reprimido. Se buscó su aniquilamiento físico e ideológico.Y si algo consiguió el franquismo, junto a cunetas y fosas comunes repletas de antifascistas, fue crear un manto de olvido sobre ese proceso revolucionario que estalló también en julio de 1936.

Desde ese momento la historia la escribieron los vencedores. Pero, como dice Avrich, a veces hay que aprovechar algunas fisuras para mostrar que hubo un momento en el que todo fue posible.

 
fuente, https://www.elsaltodiario.com/hemeroteca-diagonal/18-julio-estallo-revolucion-espana-anarquismo

La guerra de nuestras abuelas

 

03/02/2021

Extracto del libro ‘Nietas de la Memoria’, escrito por 10 periodistas feministas que han recogido las vidas de sus abuelas.

 
portada del libro

10 periodistas feministas han recogido las vidas de sus abuelas en el libro Nietas de la Memoria. Pretenden con ello reescribir la historia, contada siempre por los hombres, para que las mujeres ocupen el espacio que se merecen en la memoria. Mujeres que batallaron por sacar adelante a sus familias en muchas ocasiones en soledad, en una guerra que no comenzaron pero que sufrieron igualmente desde el frente de la supervivencia.

A continuación se reproducen dos extractos de dos de los capítulos de la novela: ‘Flores de Papel’, que cuenta la historia de Vicenta, que sacó adelante a su prole en soledad con la venta de flores de papel en un Madrid que se refugiaba de las bombas, y ‘Y nos tocó crecer’, que recrea la niñez de Coronada en Villafranca de los Barrios (Badajoz), lugar que se convirtió en un corredor para las tropelías del ejército franquista.

Flores de papel

Sara Plaza Casares

foto antigua de cuatro mujeres y un hombre con muchas flores

Mi mamá Vicenta pegaba el último pétalo de margarita aprovechando los rayos de una luna de enero que se colaban por la ventana curiosos y sosegados. Rápida, pero con tiento apuraba el último ramillete que prepararía aquella noche y que estaría a la venta a la mañana siguiente en la esquina junto al cementerio de la Almudena. Durante el día no pudo acabar la tarea y el tiempo era oro, pese a que la luz del quinqué ya no era suficiente. Vicenta forzó la máquina hasta que sus pupilas no pudieron más. Quería ir a vender por la mañana. Pero no pudo ser.

Envolvía ya todo el material y remataba las hojas de los tallos cuando un dolor punzante atravesó su pelvis. Un dolor seco, rápido y eficaz que la dejó sentada junto a las flores. El destino había colocado una silla justo bajo su trasero. Reposó medio segundo y se volvió a levantar. Llevaba con esos dolores ya desde la tarde, pero no había tiempo que perder.

De repente, el sonido de una sirena se colaba por la ventana siguiendo el camino de los rayos de luna. Un sonido que ya se había convertido en uno más de la familia.

— ¡Catalina! ¡Sirena! ¡Apaga el fogón y vamos! —acertó a exclamar antes de que otro dolor la hiciera sucumbir a la ley de la gravedad.

Mi hermano y yo dormíamos plácidamente, mientras nuestra tía Catalina, con una sordera permanente que la hacía mantenerse fuera del mundo de las estridencias, daba vueltas a las lentejas que serían la comida de mañana.

— ¡Catalina! ¡Catalina! Que hay que coger a los niños- chillaba Vicenta antes de acertar a levantarse.

Según nos han contado, rápida como un rayo se dirigió a nuestro cuarto y sin tiempo de arrumacos nos puso en pie mientras nos cubría con algo de ropa. Recuerdo sus manos calientes arropándome con una toquilla improvisada. Aún escucho su aliento entrecortado mientras nos apañaba como podía para evitar que el frío reprodujera nuestros continuos resfriados. Después nos condujo hasta la cocina, agarró a Catalina por la cintura, apagó el fuego y empujó a toda la familia hacia el descansillo mientras la tía preguntaba extrañada qué estaba pasando. Nadie se percató del reguero que mi madre fue dejando en nuestra apresurada huida. Una huida calle abajo, salpicada por dolores intermitentes, amparada en mi brazo que robusto aguantaba las embestidas.

No fue hasta llegar al túnel de metro de Atocha, donde vecinas y vecinos se apiñaban para cubrirse del bombardero, cuando sintió la humedad en sus piernas. Mientras un hilo de agua resbalaba por sus bajos otro dolor punzante la obligaba a situarse a cuatro patas. Sus compañeras y compañeros de guarida hacían un círculo a su alrededor mientras los espacios se estrechaban aún más.

— ¡Vicenta ha roto aguas! —gritaba Herminia, la panadera.

— ¿Un médico en la sala?- añadía Manolita, la hija del alguacil.

Y mientras, en la calle, se escuchó un ‘boom’.

Y nos tocó crecer

Isabel Gaspar Calero

tras mujeres de cuerpo entero con abrigos largos. Foto en blanco y negro

Era habitual que los soldados entrasen en las casas y violasen a las mujeres, alguna vez mi propio padre tuvo que espantar a más de uno. Un día, mis hermanas y mis primas estaban cosiendo detrás de la puerta porque había más claridad, cuando entran dos soldados y se meten para adentro de la casa. No se habían dado cuenta de que estaba mi padre y cuando les preguntó que a dónde iban dijeron que a pedir candela y se marcharon bien rápido.

No podían contar lo mismo otras chicas y mujeres, que tuvieron que penar ante la voluntad masculina. Un padecimiento que no acababa con el acto en sí, pues ser violada era un estigma que las acompañaba siempre. Las violadas eran violadas para toda la vida. Hubo muchos niños sin padre, se les conocía como niños de la guerra. Las que tenían suerte se casaban, pero a las más pobres era a las que dejaban atrás con los hijos.

También los había que pagaban, como si al hacerlo fuese menos delito aprovecharse de la necesidad. Siempre recordé la trágica historia de aquellas cuatro hermanas que vivían en una calle colindante a la mía y a las que su madre les organizaba la cola de hombres y cuyo padre miraba para otro lado. Eran el sustento de la familia y el vehículo para paliar el hambre. Cómo debían de estar para que la propia madre diese el turno.

Entonces lo que se pensaba es que los que habían ido a luchar tenían el derecho a divertirse y desahogarse con una mujer. Por eso muchas madres nos ponían restricciones a las hijas. Al fin y al cabo, las que teníamos que tener cuidado éramos nosotras.


Lee más sobre memoria:

84 años sin Federico García Lorca: un viaje por la vida del poeta en Granada

Fusilado en 1936

Desde Valderrubio hasta la cárcel de ‘La Colonia’. Hablar de Lorca es hablar de tierras andaluzas; lugares que se lo dieron todo, aunque también se lo arrebataron. Mediante este mapa interactivo puedes recorrer algunos de los escondrijos que marcaron la vida del autor.

 EN BREVE

Retrato de Federico García Lorca en Granada, 1919

“La poesía no quiere adeptos, quiere amantes”. Probablemente, si de algo sabía Lorca, era de amor: a la tierra, a la gente, a las letras. La seducción también era lo suyo, capaz de encandilar a cualquiera con su conocimiento de la poesía española, sus cantos o incluso sus juegos de palabras y “lo absurdo”, como recuerda Alicia Gómez, directora de la Residencia de Estudiantes en la que se alojó el poeta en Madrid.

Lorca era a la Generación del 27 lo que los libros son al pueblo, como decía el dramaturgo. Era alimento, como el pan, de inspiración, de arte, de cultura. Su paso por la capital madrileña ya llamó la atención de los intelectuales del momento, aunque no durante todo el tiempo que le hubiera gustado. Súbitamente, algo cambió: llegó la guerra, las venganzas familiares afloraron y la libertad que empezaba a acariciar en sus años de juventud se truncó por completo.

Lorca ha sido y es un icono de la poesía española, pero los recuerdos que se guardan de él no solo hablan de la primavera y de su bella Granada. Hay un pensamiento más doloroso y atemporal que, a pesar de los esfuerzos por borrarlo, no ha hecho más que crecer: Federico García Lorca es un símbolo de los desaparecidos de la Guerra Civil. Y sus restos, a pesar de los intentos realizados, aún no han recibido sepultura.

Tal día como hoy, un 18 de agosto de 1936, Lorca fue fusilado por el régimen Franquista. No obstante, sus 38 años de vida brindaron otras experiencias, recuerdos y muchos, muchos lugares. Lorca dejó huella y, en homenaje a su figura, seguimos algunas de sus pisadas. A continuación, en el mapa interactivo, puedes recorrer algunos de los sitios de su tierra natal que más le marcaron. Un viaje por su vida, que se valió de múltiples fuentes de inspiración.

De Valderrubio a Asquerosa: el nacimiento de la Casa de Bernarda Alba

Los Lorca, según relata Universo Lorca, se mudaron de su primera residencia en Fuente Vaqueros a Asquerosa (más tarde conocido como Valderrubio) por el trabajo de su padre: Federico García Rodríguez tenía su negocio agrícola ubicado en un pueblo cercano. Asquerosa era una localidad granadina con unos pocos cientos de habitantes, conocida por ser un lugar con abundante agua a sus alrededores.

Este lugar ayudó a Lorca a concebir la célebre obra de teatro La Casa de Bernarda Alba. Muchos de los personajes de la historia existían en la vida real en este pueblo, desde Bernarda hasta el propio Pepe el Romano. Esta inspiración no solo le sirvió al dramaturgo para plasmar un retrato fiel de la presión social de las mujeres de su tiempo, sino que también le trajo problemas con vecinos y familiares. Sin ir más lejos, como indican en la iniciativa de la Diputación de Granada mencionada anteriormente, la mujer de uno de los hombres que lo detuvo antes de su muerte en 1936 era prima del poeta.

El conflicto familiar en el que Lorca estaba sumergido desde su juventud se componía de diferentes tipos de disputas: económicas, políticas e ideológicas. Horacio Roldán, otro de los primos del poeta, era un acérrimo militante de derechas que había tenido importantes discusiones con el poeta. En cierto modo, el pueblo de Fuente Vaqueros formó parte de las múltiples piezas que complicaron la vida de Federico García Lorca. Tenía de lo bueno y lo malo. Aunque su residencia allí fue mucho más que una simple casa de verano: fue el origen de grandes obras.

El final de Lorca: “Por socialista, masón y homosexual”

Otra de las residencias de verano de Federico García Lorca que marcaron su biografía fue su vivienda en Huerta de San Vicente, en Granada capital. Posiblemente, el lugar más determinante de su vida: aquí se escribieron obras como Yerma, Bodas de sangre, el Romancero gitano, Doña Rosita la Soltera, El Público o Así que pasen cinco años. El dramaturgo experimentó todo tipo de experiencias: desamores, dudas sobre su talento y, además, fue su última parada antes de huir a la casa de Luis Rosales (poeta de ideología falangista), donde fue arrestado.

Lorca fue detenido en una operación que, según cuenta el hispanista Ian Gibson, “fue de envergadura”. La manzana en la que se situaba Lorca fue rodeada por guardias, que custodiaron hasta los tejados para evitar su fuga.

Después llevaron al artista a lo que los historiadores conocen como ‘La Colonia’. Primero una casa de veraneo para niños, llena de alegrías, juegos y asaltada por la jadeada respiración de los más jóvenes. Luego una cárcel, estandarte del poder nacionalista y lugar de angustiante espera para los que estaban condenados al fusilamiento: así era este recinto en el que Lorca pasó sus últimas horas de cautiverio.

Como muchos antes que él, el final del poeta fue el peor posible: fusilado en un lugar que a día de hoy sigue sin estar claro, más allá del conocimiento de que ocurrió a uno o dos kilómetros de distancia de la cárcel.

Se desconoce qué sucedió exactamente y dónde se cometió el asesinato, pero un informe de 1965 de la Jefatura Superior de Policía de Granada confirma que Federico García Lorca fue asesinado, acompañado de otras tres personas: dos banderilleros (Juan Arcoyas Cabezas y Francisco Galadí y y un delincuente común apodado ‘El Terrible’, según Universo Lorca. Entre sus líneas, se lee la razón: por “socialista y masón” y por sus “prácticas de homosexualismo”.

Los restos de Lorca: a 20 centímetros de la verdad

En 2009 empezaron las excavaciones en el paraje de Fuente Grande de Alfacar (Granada), con una pregunta constante en la cabeza de todos los que estaban moviendo cielo y tierra para lograr su objetivo: ¿Dónde están los restos de Federico García Lorca? Como explicamos en el mapa, podrían estar justo donde se estaba investigando, es decir, en el Parque Federico García Lorca de Alfacar, creado concretamente para rendirle homenaje al autor.

Hoy, este parque no es solo un lugar de homenaje, sino que apunta a que es el actual cementerio de Federico García Lorca. “Yo no entiendo por qué no se pueden sacar 20 centímetros de cemento para ver si están los restos en el lugar que los testigos y el georradar afirma que se enterraron”, espeta en una entrevista con el El Salto Diario Victor Fernández, uno de los impulsores de la investigación de los restos humanos (aún sin identificar) encontrados en este lugar en 1986.

Ahora bien, no se tiene certeza de que el cuerpo siga ahí, porque todavía no se ha permitido indagar en la fuente del parque que podría tenerlo escondido. Allegados del maestro republicano Dióscoro Galindo, que fue asesinado junto a Federico García Lorca, han pedido seguir investigando para darle una “sepultura digna” al poeta. No obstante, la historia, de momento, sigue sin cerrarse.

Uno siempre puede buscar consuelo en la obra del poeta. Porque, como escribía el propio Lorca, “el más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta”. En este caso, la esperanza es cerrar una herida que lleva abierta durante más de ocho décadas. Y, al parecer, habrá que esperar un poco más para tener la verdad.

 

Fuente https://www.lasexta.com/noticias/cultura/muerte-federico-garcia-lorca-viaje-vida-poeta-granada_202008185f3ba84e23f3fb00019796bb.html

Mas información

Universo Lorca

 

 

Documental. El silencio de Otros

 

‘El Silencio de Otros’ revela la lucha silenciada de las víctimas del largo régimen de Francisco Franco, que continúan buscando justicia hasta nuestros días. Filmada a lo largo de seis años, con un estilo de cine directo e intimista, la película acompaña a los supervivientes del régimen a medida que organizan la denominada “Querella Argentina” y confrontan un “pacto del olvido” sobre los crímenes que padecieron.

Fuente https://thesilenceofothers.com/castellano?fbclid=IwAR2pA6z5zJSGyYaLSJbw7ZdlIiBYQW4Bz-L4AyS8pSrIqjuFPLULU9pgJDU

 

Las Sinsombrero

En el año 1914 surgió un grupo de mujeres que lucharon con valentía, coraje, inteligencia y determinación por los derechos de la mujer en una España que las condenaba a la mediocridad. Su legado permitió que pocos años después sus alumnas más aventajadas (1927) se liberaran del corsé, no sólo de la prenda, sino también del “corsé” intelectual y social que las constreñía a su papel de madres y esposas, participando sin complejos de la vida intelectual y cultural de la España de los años 20 y 30.

Su incesante lucha y su talento, hizo que juntas se convirtieran en la generación de pensadoras y artistas féminas más importantes e influyentes de la historia cultural española. Los nombres y apellidos que nutren este interesantísimo grupo es una mezcla de maestras y alumnas, pertenecientes a las denominadas generaciones del 14 y 27. No hubieran podido existir unas sin las otras, ya que a diferencia de los hombres, su lucha por la igualdad las unía, compartiendo espacios, ideas, vivencias y procesos creativos. Victoria KentMargarita NelkenMaría de MaeztuClara CampoamorMaría LejárragaMaría Goyri y Carmen Baroja fueron ejes centrales de toda una conciencia femenina que devolvía a la mujer la palabra y la dignidad; fueron maestras, amigas y protectoras directas de María Teresa LeónConcha MéndezMaruja MalloErnestina de ChampourcínMargarita Gil Röesset, María ZambranoÁngeles SantosJosefina de la Torre y Remedios Varó.

La interrupción de la Guerra Civil supuso el fin de esos años de creatividad y libertad. La mayoría de ellas tuvo que exiliarse, o quedarse y aceptar de nuevo el rol de la mujer en una España que las acallaba. No hubo intercambio generacional, no había más lugares donde encontrarse, su arte ya no se mostraba. Su voz fue silenciada, su memoria olvidada. Reconstituida la democracia, los nombres de sus colegas masculinos, miembros de la Edad de Plata, fueron recuperados y ensalzados, mientras que los de estas mujeres permanecieron en silencio, perdiendo su lugar, de pleno derecho, dentro del relato oficial de tan importante época histórica.

El documental producido por  INTROPÍAmedia en colaboración con AC/E propone recuperar el legado y la memoria de estas artistas y pensadoras, poniendo de relieve que su legado es determinante en la historia cultural y social española, con el objetivo de reivindicar así su pleno derecho de pertenecer a la Edad de Platde las artes y letras españolas.

Trailer Las Sinsombrero from Intropía Media on Vimeo.

Fuente https://www.accioncultural.es/es/sinsombrero_documental

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